Cuando llegan las altas temperaturas, y en determinadas latitudes como Mallorca sabemos de los que hablamos, pocos podemos resistirnos al pantalón corto.
Lamentablemente, para muchos esta prenda va unida invariablemente a “la chancla”, un invento muy apropiado para ambientes playeros, pero nada más, y del que se abusa en el periodo estival. Ir por la ciudad con ellas es, bajo mi humilde opinión, incómodo y poco higiénico. Pero como cantaba Rozalla allá en los 90: Everybody’s Free, así que no vamos a entrar en debates estéticos-prácticos sobre su uso.
Ir en shorts no significa tener que ir desarrapado o dando la impresión de que acabas de salir de la siesta y te has puesto lo primero que has pillado.
Los mocasines, por ejemplo, son una opción ideal para un look casual, con miles de opciones disponibles en el mercado: el clásico “penny loafer” o castellano en versión veraniega, con borlas, suela de piel, goma, etc.
Tampoco hay razón por la que no se puedan llevar zapatos de cordones con un short, siempre que no sean muy voluminosos o demasiado “de vestir”. Esta opción un poco más formal que con la anterior.
Pero lo que sí que desaconsejamos encarecidamente es el uso de todo tipo de botas, a no ser que quieras parecer Cocodrilo Dundee, claro.